¡Qué tema! Debería ser muy simple definir este
concepto sobre un ente que nos inunda. Detallar de manera total a este Sujeto
que desborda su presencia a través del mundo manifestado, pero, desde que a los
seres humanos se nos metió la idea de conceptualizar sobre la existencia de
todas las cosas y no quedarnos tranquilos en el gozo de la Vida Una, se nos
puso el mundo color de hormiga colorada.
¿Qué es amor? ¿Quién es amor? ¿Dónde está
amor? Queremos ubicar a Amor, como sujeto, como objeto, como parte esencial de
nosotros y de todo lo que nos rodea; queremos poder diseccionar al Todo/Uno
para mirar en qué órgano de Él está asentado el Tal Individuo (Un Tal Amor).
Queremos verlo desde dentro de él mismo, desde dentro de nosotros mismos; en y
fuera de la Materia-Energía. Lo queremos tocable, amable, comible, masticable; lo
deseamos tocador, amador, comedor, masticador e infinitamente sensible, sensual, sexual. Lo miramos unido a la
emoción, unido al pensamiento; como parte esencial del Alma Una y del Espíritu
Uno. Nuestra naturaleza lo necesita realidad palpable pero, de manera
paradójica, también lo concebimos siamés de nuestras propias castraciones.
Así es, el hoy de cada uno, de esos millones
de cada “unos" que hay, que ha habido, que habrá sobre el planeta, es el
GRAN HOY, el POR SIEMPRE, el ETERNO HOY. El tema es candente a la vez que
repugnante. Es como para meterlo en una tina de agua muy fría y, usar pinzas
para poder tocarlo y manipularlo.
(Esta reflexión fue algún día del 2013 en algún foro. Es suceptible de ser completada.)
Ana Lucía Montoya Rendón
Octubre 20 14
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