¿Qué
pienso?
La bola de carne vio que sus miles de patas —entiéndase, patas de caminar, no parientes de los patos— la llevaban hacia ninguna parte, cada una por su lado. Esos miembros sueltos pero capaces de ser “sí mismos”, se llevaron su estado diluido entre frecuencias y estatismos. Sin embargo en este siempre Hoy se sabe tan completa, tan Una, aunque aparentemente vibre en puntos y en tiempos tan lejanos.
Ana Lucía Montoya Rendón
Octubre 2014
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