8. Intimidad

El mejor de los hombres es semejante al agua,
La cual beneficia a todas las cosas, sin ser contenida por ninguna,
Fluye por lugares que otros desdeñan,
Donde se acerca más deprisa al Tao.

Así, el sabio:
Donde mora, se acerca más deprisa a la tierra,
En el gobierno, se acerca más deprisa al orden,
Hablando, se acerca más deprisa a la verdad,
Haciendo tratos, se acerca más deprisa a los hombres,
Actuando, se acerca más deprisa a la oportunidad,
En el trabajo, se acerca más deprisa a lo competente,
En sentimientos, se acerca más deprisa al corazón;
No lucha, y así permanece libre de culpa.

Lao Tse

Tao Te Ching

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lunes, 30 de diciembre de 2013

HOY



Parece un día sin nombre.

No parece de comienzo, de mitad o de fin de semana. Parece de goteos de agua o de fuego. Es un día sin piel y de ojos cerrados, de vientre frágil y de cuerpo tendido. Es de intermitencias de aire, denso como la arcilla negra, maleable como un sueño, de aliento tibio, con gimo de manos huérfanas. De boca hambrienta, promiscuo y sagrado en sus besos y cadencias.

Día-dedos tartamudo, de futuros trémulos, de ideas dulces, de hábiles insomnios y de vigilias perezosas. Brumoso como vaho de deseos y nostalgias. 

Ese día no es día, ni es “no-día”. Ni lleno ni vacío. Solo es él. 

Es mi él... o, ¿será miel?


Ana Lucía Montoya Rendón
Diciembre 2013


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lunes, 16 de diciembre de 2013

ETERNO HOY

Hemos aprendido a fraccionar todo, al Tiempo por ejemplo, en ayer, hoy, mañana; en días, semanas, meses, años, siglos, Eras. Al Espacio lo repartimos en parcelas: mi casa, mi ciudad, mi país, mi continente, mi Planeta. Con las familias y al antojo, formamos grupos y los denominamos: mis hijos, mis padres, mis parientes, los vecinos, los políticos, los buenos, los arrogantes, los pobres los ricos, etc. De esta forma creemos con devoción en la propiedad privada para hacer y des hacer, olvidando que somos solo una mínima partícula del Universo Infinito con cualidades genuinas que nos hacen parte y totalidad del Todo/Uno quien es  simultáneamente mismo Tiempo y Espacio.

Sí, somos/estamos ahí, en Él, vibrando sin principio ni fin por esa cualidad divina de afinidad.

ETERNO HOY

Él es el íntimo,
El Yo de cada uno,
El Innombrable,
como deseemos llamar a Ése Grande,
Quien no tiene principio ni fin.

En todos los lugares del Universo/Uno,
existimos  alumbrados por su Luz;
para todos brilla con tantos matices
como los que tienen cada uno de los colores del espectro.

Él es el Sol de soles,
El Gran Corazón del Universo.


¡Felicidades para todos en este Eterno Hoy!

sábado, 30 de noviembre de 2013

ABRE, CIERRA


Abre y cierra los labios
abre y cierra las alas
deja tu pecho al desnudo
y las puertas de la casa francas
deja volar las ansias
se descarrilen los besos 
pero no musites nada.

Desde tu vientre ya vuela
una paloma blanca
muy fogoso es su viaje
duro el batir de sus alas
desde muy lejos nos trae
arrullos de madrugadas.

Mientras la brisa nos besa
un duende palpa mi cara
mi nuca
mis senos
mi vientre
tensa el arco de mi espalda
moldea bien mis caderas
y la pendiente de mis ganas
son sus perfiles locos
los que asaltan mi ventana.

Vuelen mil mariposas
amarillas
azules
verdes
rojas
oscuras
claras
negras nunca las traiga
que para penas ya tengo 
y hoy las necesito blancas.

Abre y cierra la puerta
entra y corre la aldaba
hoy te necesito mío
hoy necesito tu calma

Ana Lucía Montoya Rendón
Noviembre 2013

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martes, 26 de noviembre de 2013

NATIVIDAD

Un verdadero nacimiento virginal ocurre a cada instante en cada uno de nosotros, ésa es la verdadera renovación. Es a partir de este nacimiento inmaculado, vía del surgimiento del Yo, desde donde todos debemos sentirnos libres de prejuicios, libres de todo tipo de ataduras, libres para hacer o no hacer, libres para decir o callar. "Nacer de una Virgen" es en realidad ser desde lo más profundo de nosotros, inofensivos como recién nacidos, puros e incapaces de maldad hacia todo tipo de vida, porque ella, la Vida, está presente en todos los reinos de la Naturaleza, y habita dentro de ellos con amor. Natura toda, palpita desde lo infinitamente pequeño hasta lo inimaginablemente grande. Todo proviene de una misma Matriz, y si de ese Vientre ha surgido todo, entonces la hermandad con las creaturas de todos los reinos es una realidad innegable. Sí, todos somos hermanos, como lo decía Francisco de Asís, cuando con tanta ternura hablaba del hermano Sol y de la hermanita Luna.

Ser sencillos, sentir ternura con solo mirar los ojos de un niño, fascinarse ante los brillos mágicos de un atardecer, arrobarse con el murmullo de agua y con el canto de los pájaros, sentir en simultáneo, paz, amor y fuego ante la ejecución magistral de una pieza musical o con la lectura de un texto. Ser dulces ante lo indefenso de los cachorros y dichosos ante el surgimiento de las plantas nacidas en el muro húmedo de las tapias del patio, arrobarnos ante la belleza de una noche bordada de estrellas. Cuando todos disfrutemos con el bullir de esas sensaciones diremos que estamos asistiendo al nacimiento de la inocencia en lo más profundo de nuestra habitación interior, entonces, allí, en el pesebre de nuestro corazón, habrá nacido el Niño. A partir de ese momento seremos incapaces de actos que atenten contra nosotros o contra nuestros hermanos. El sentimiento de hermandad nos dará un convencimiento de Unicidad. Entenderemos el cómo y el porqué de la Armonía-Amor. Por eso, cuando en nuestros corazones haya nacido el "Niño", sentiremos alegría de ser hermanos de los seres de todos los reinos, y querremos trocar en alegría la más mínima de sus penas. Ése nuevo Ser que somos a partir del nacimiento virginal, sabrá que, por toda la eternidad, contemplará cara a cara la Gracia de la Vida.

Que en cada uno de nosotros nazca por siempre Él, El Niño.

Mantengamos preparado el pesebre de nuestro corazón para recibirlo por la gracia de esa filiación virginal.

Por siempre haya Paz y Amor en el corazón de la Humanidad. Sea esta nuestra intención primordial.

Felicidades para todos desde mi-su corazón.

Ana Lucía Montoya Rendón
Noviembre 2013


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CICLICIDAD



A nuestro Hoy examinémosle la sumatoria de tantos hoy que lo conforman, idénticos a sí mismos y a la Fuente de donde manan inagotables. Sí, a través de nuestro Hoy demos una atenta mirada a la vida cíclica. Ciclicidad que forma parte de todos los seres, tangibles o intangibles, orgánicos e inorgánicos, y ante esos referentes, observemos la sucesión de las noches y los días, flujos y reflujos de los mares, y en general, de todos los líquidos; pongamos atención al comportamiento de las lluvias y las sequías, al nacimiento de las fuentes de agua y su viaje hasta el mar, su evaporación para convertirse en nubes y su regreso al seno de la tierra, asomando de nuevo como hilitos cristalinos por tantas pendientes del vientre de la Madre, la Mar, Gea, Pacha Mama, o como deseemos llamarla. Miremos también los ciclos de inhalación y expiración, los tiempos de la vida (incluidos gestación, nacimiento, crecimiento, reproducción y muerte), la secuencia de las estaciones, la migración de las aves, los movimientos sístole y diástole del corazón de los cuerpos vivos y del Cosmos; el palpitar de los átomos, su rotación y traslación tan idénticas a las de los planetas y demás astros en el firmamento. Y, frente a ese devenir aceptemos humildemente, como manía nuestra, aquello de contar y analizar las veces que rítmica, sincrónica y repetidamente, pasan por algunos puntos esos cuerpos; sus frecuencias que luego bautizamos de días, semanas, meses, años, lustros, décadas, siglos, milenios, evos,  etc., para luego definir los conceptos de niñez, juventud, adultez, vejez, eternidad, etc., y, en ocasiones, olvidando que la Humanidad no solo posee cuerpo físico, sino también aliento, alma, espíritu, que su referente cósmico es el Universo Infinito que se nos muestra a través de esa elíptica que le marca o define la ruta-ciclo de salida y entrada al Origen.

Sí,  en este Hoy y en nuestras manos, ese referido: La Ciclicidad; sea que la llamemos de Enero a Enero, de Febrero a Febrero, de Marzo a Marzo..., o de Domingo a Domingo, a Lunes, a Martes…, o del amanecer hasta el medio día, o hasta la tarde o la Noche… o desde la Primavera hasta al Verano, del Verano al Otoño, del Otoño al Invierno, y así, hasta el infinito, todas las  secuencias que conocemos, incluida la ciclicidad de los instantes.



Ana Lucía Montoya Rendón
Noviembre 2013


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DE LOS NIÑOS DIJO LA VIDA


Yo
la Vida
dentro de ellos soy mariposa
y agua fresca
nube azucarada y lagarto
mordisco amoroso de cachorro
aleteo de colores
vuelo de  sueños y de aves.


Soy elevado cometa buscando el infinito
en sus retinas soy dibujo de Universos
hambre saciada
confeti de horizontes azules
y festivos festones.


Soy su caballito de palo y su ronda
canto de grillos debajo de su almohada
rana gozando en su columpio
cajita de sorpresas y pecera.


Soy sus zapatitos ávidos de viajes
su sol ardiente y candente pecho
aunque sea muy blanco
y crudo el invierno.


Soy su alegría entre comidas
aroma de pan
sopa de letras
recreo de cuadernos
y olvido de la escuela
porque los niños son sabios de sonrisas
y expertos de caricias.


Yo
la Vida
soy su euforia
por el primer nudo hecho a sus cordones
por el beso de la abuela
y el regreso sin fantasmas
de la noche.


Soy misma en cada niño
y en el adulto que no olvidó amasar el barro
ni brincar en la rayuela
ni encontrar duendes
cuando jugó a "la lleva".


Soy la Vida
soy el niño
soy.


Ana Lucía Montoya Rendón
Noviembre 2013


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