8. Intimidad

El mejor de los hombres es semejante al agua,
La cual beneficia a todas las cosas, sin ser contenida por ninguna,
Fluye por lugares que otros desdeñan,
Donde se acerca más deprisa al Tao.

Así, el sabio:
Donde mora, se acerca más deprisa a la tierra,
En el gobierno, se acerca más deprisa al orden,
Hablando, se acerca más deprisa a la verdad,
Haciendo tratos, se acerca más deprisa a los hombres,
Actuando, se acerca más deprisa a la oportunidad,
En el trabajo, se acerca más deprisa a lo competente,
En sentimientos, se acerca más deprisa al corazón;
No lucha, y así permanece libre de culpa.

Lao Tse

Tao Te Ching

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jueves, 18 de junio de 2015

COMO BALAS





Ha habido días con ese característico olor de lo extraño, días desdibujados que jamás podrían mirarse en el espejo por brujos con su cara de enigma. Son días tan largos como aquellas sombras habitantes del ocaso. Así fue aquél que, sin avisar, entró. Sus pasos eran mudos, sin resonancia, como motas sobre brumas, blanditos como las pisadas de los gatos. Era un ser invisible para el resto del mundo, como casi todo lo que hoy existe. No pude acomodarlo dentro de mi casa ni dentro de mí y aun así se quedó hasta que el nuevo lo sacó de golpe. Casi nunca los tomo en cuenta, y así como vienen se van, sin haberme sacado de mis rutinas; durante sus estadías compartimos aire, temperatura, palpitaciones, gustos y disgustos, en fin, todo, durante exactamente veinticuatro horas, ni un instante más, ni uno menos. Pero, éste que vino, que todo el tiempo estuvo callado, aturdió con su presencia mi alma, era como sentirlo sentado sobre mi pecho, con todo el peso que tienen la arena y el agua juntas; dejó en mi boca el sabor amargo de la pura sal y, a través de lo que reconozco como mi tiempo, pude saber del tamaño de la Eternidad. Presentí que era de la misma esencia de la Muerte, que había venido para amancebarme, sin embargo, manso se dejó sacar por el siguiente visitante. Entró por un punto indefinido y por allí mismo se fue. Nosotros, los humanos, a todo le oponemos resistencia, damos miles de vueltas para llegar o para irnos y, con disfrute morboso, enredamos lo que por naturaleza es primario, simple. No sé cómo podría recibir de nuevo a uno como ése sin definitivamente morir. Las horas que estuvimos juntos me permitieron saber cómo son las cadenas que se han encarnado en aquellas almas embutidas en la piel de un presidiarios, en las que, el reo, su celda y la pena que purga, son idénticos a un infinito gris plomizo… Hay días de ese color, así, como balas.



Ana Lucía Montoya Rendón

Junio 18, 2015



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miércoles, 17 de junio de 2015

SIN SALIDA



es un callejón…tan  solo eso
un callejón sin salida
—flaco pasadizo hacia ese cuarto oscuro que es el día a día—
con una puerta de goznes llorones
cuyo vaivén es como el ir y venir del desquiciado
que sin luz
ni dedos
arrastra penumbras e instantes
por la casa que fuera de sus sueños

alguien levanta el tapete de la entrada
y lo sacude sobre un papel en blanco
caen boronas de ilusiones que escriben sinsentidos
y versos como estos…
como estos…
caen también mi tarde y mis párpados
y ya no puedo regresar
me he ido vacía y desnuda

me fui…
me había ido y no lo supe...

ana lucía montoya rendón
junio 17, 2015

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DELIRIO



trenzados los dedos
se diluye la carne de las falanges
—sarta de huesos planos que no agarra más el lápiz—
gusanos hermafroditas las manos y el corazón
¡estériles sus gametos!

y la lengua pegada al paladar
y las mandíbulas congeladas fundidas una contra la otra
¿y la voz?
camina con el alma
tristes van las dos en medio de la tómbola
mientras en la villa
los afectos carnavalean en una burbuja

¡ay!
en esa tierra besarse la sombra es riqueza
por eso todos se ufanan de su delirio áureo

ana lucía montoya rendón
junio 17, 2015

martes, 16 de junio de 2015

AUNQUE AL MENOS FUERA LO MENOS



¿quién afuera de mí…
si estoy allá y aquí?
¿quién reconozca en sí y en mí
lo difuso de los perfiles?
distinga pájaros
y voces censuradas
en ombligos de sílabas madre…
con sus palabras
y las mías formulo estas preguntas
ortografiadas con carne y con grafito
o nada más que con el golpe de un teclado…
mas nadie puede o quiere oír
porque la resonancia es animal maldito
especie ya extinta

escuchar —concepto iluso—
diluidos están los oídos
la máquina de sueños
y el aroma que excitaba
hoy tan solo son ideas
menos que volutas

ana lucía montoya rendón
junio 16, 2015