Muchas de las personas que reclaman atención
son en la gran mayoría de las ocasiones, las menos atentas, no solo en las
redes sociales sino en "vivo y en directo", tanto en el ámbito de sus
familias como en todo de su entorno social (trabajo, escuelas, universidades,
el municipio, la iglesia, etc.). Para colmos, ahora mismo, aunque estemos unos
frente a otros, estamos alienados dentro de ese apéndice, que es ya parte de
nuestras manos, está adherido a cada individuo a través de los dedos pulgares,
"esa cajita", llamada “teléfono inteligente” que nos hace zombis habitantes
de la aldea global que es nuestro Planeta, hoy.
Cuando aplicamos un “me gusta” (ese es el
estilo de hoy, en, por ejemplo, Facebook), solo indicamos, muchas veces que
hemos pasado por allí, no necesariamente que hemos leído el post. Algo más, se
nota que se ha perdido la disciplina de la lectura, y digo disciplina, porque
esa es una manera de medir qué capacidad tenemos tanto de atención como de
concentración. Hay posts que se convierten en un agradable foro, donde algunos
leemos todos los comentarios, no de forma voyerista, sino para calibrar el tono
del debate propuesto.
(Esta
reflexión fue hecha en algún foro de Facebook, en el 2013.)
Ana Lucía Montoya Rendón
Octubre 2014
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