8. Intimidad

El mejor de los hombres es semejante al agua,
La cual beneficia a todas las cosas, sin ser contenida por ninguna,
Fluye por lugares que otros desdeñan,
Donde se acerca más deprisa al Tao.

Así, el sabio:
Donde mora, se acerca más deprisa a la tierra,
En el gobierno, se acerca más deprisa al orden,
Hablando, se acerca más deprisa a la verdad,
Haciendo tratos, se acerca más deprisa a los hombres,
Actuando, se acerca más deprisa a la oportunidad,
En el trabajo, se acerca más deprisa a lo competente,
En sentimientos, se acerca más deprisa al corazón;
No lucha, y así permanece libre de culpa.

Lao Tse

Tao Te Ching

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martes, 26 de noviembre de 2013

CICLICIDAD



A nuestro Hoy examinémosle la sumatoria de tantos hoy que lo conforman, idénticos a sí mismos y a la Fuente de donde manan inagotables. Sí, a través de nuestro Hoy demos una atenta mirada a la vida cíclica. Ciclicidad que forma parte de todos los seres, tangibles o intangibles, orgánicos e inorgánicos, y ante esos referentes, observemos la sucesión de las noches y los días, flujos y reflujos de los mares, y en general, de todos los líquidos; pongamos atención al comportamiento de las lluvias y las sequías, al nacimiento de las fuentes de agua y su viaje hasta el mar, su evaporación para convertirse en nubes y su regreso al seno de la tierra, asomando de nuevo como hilitos cristalinos por tantas pendientes del vientre de la Madre, la Mar, Gea, Pacha Mama, o como deseemos llamarla. Miremos también los ciclos de inhalación y expiración, los tiempos de la vida (incluidos gestación, nacimiento, crecimiento, reproducción y muerte), la secuencia de las estaciones, la migración de las aves, los movimientos sístole y diástole del corazón de los cuerpos vivos y del Cosmos; el palpitar de los átomos, su rotación y traslación tan idénticas a las de los planetas y demás astros en el firmamento. Y, frente a ese devenir aceptemos humildemente, como manía nuestra, aquello de contar y analizar las veces que rítmica, sincrónica y repetidamente, pasan por algunos puntos esos cuerpos; sus frecuencias que luego bautizamos de días, semanas, meses, años, lustros, décadas, siglos, milenios, evos,  etc., para luego definir los conceptos de niñez, juventud, adultez, vejez, eternidad, etc., y, en ocasiones, olvidando que la Humanidad no solo posee cuerpo físico, sino también aliento, alma, espíritu, que su referente cósmico es el Universo Infinito que se nos muestra a través de esa elíptica que le marca o define la ruta-ciclo de salida y entrada al Origen.

Sí,  en este Hoy y en nuestras manos, ese referido: La Ciclicidad; sea que la llamemos de Enero a Enero, de Febrero a Febrero, de Marzo a Marzo..., o de Domingo a Domingo, a Lunes, a Martes…, o del amanecer hasta el medio día, o hasta la tarde o la Noche… o desde la Primavera hasta al Verano, del Verano al Otoño, del Otoño al Invierno, y así, hasta el infinito, todas las  secuencias que conocemos, incluida la ciclicidad de los instantes.



Ana Lucía Montoya Rendón
Noviembre 2013


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