— ¿Qué te miras?—, dijo el espejo... y, antes que comprendiera que era él
quien le había hablado, se supo engullida junto con el entorno reflejado. Luna
de murano. Ahora desde allí observa todo lo que ocurre, especialmente a los que
se les arriman ¡Qué náuseas! No ha podido curarlas porque también se cristalizaron con ella.
ana lucía montoya rendón
feb 21, 2015
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