Maniáticos,
pulen los extremos hasta sacarles punta…
Hundidas
hasta el codo, sus zarpas escarban en el vientre de la Madre, buscan allí el
porqué de aquel parto gemelar. No son Rómulo y Remo ni Cástor y Pólux, son
Amor y Odio, siameses por el corazón. ¿Cómo desprenderlos y dejarlos libres si
por un discurso enervado que una vez oyeran, cada uno lanzó a la hoguera las
banderas del otro?
ana
lucía montoya rendón
feb
26, 2015
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