todos
inmutables
—caminantes de regreso—
aparentemente quietos como el árbol
como la piedra y como los muertos
ardientes como la sal del sudor
como la caricias de las manos
como los viajes del beso
aventureros de mil vueltas
en lomos del viento
volátiles como pavesas
sobre grupas de fuego
todos originales
como el punto cero:
desnudos y sin hambre
pero en compañía del celo
sin cicatrices de ombligo…
todos en paz como lago
quietos...
quietos...
ana lucía montoya Rendón
marzo 1º., 2015
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