Cómo elegir un día, solo uno, para celebrar
tanto tan importante que hay a cada momento en este mundo manifestado. Creo,
deberíamos ampliar hasta el infinito el conteo tradicional de los ciclos de 365
días, de modo que festejar no excluya a ninguno de los seres. Más aún, deberíamos
comprender que, refundido dentro de cada uno de los géneros está el Ser Uno, lo
que nos hace tan parientes, tan consanguíneos, tan parecidos… tan idénticos al
Origen.
Sea dolida o feliz, una persona, en el
fondo de su alma sabe que su espíritu SOLO ES... Su Espíritu como
ángel-mariposa, como ave-infante, curiosa y sin nido —porque no quiere posarse
para que no se congele la brújula que la guía hacia una luz que, aunque no vea,
intuye—, vuela y vuela durante muchas vidas habitando miles de vestidos. Crecer
la obliga a cambiar de ropero cada vez que viene a este valle de alegrías o
lágrimas, sabe que el ajuste a su talla y la incomprensión de su género, tienen
que ver con imposiciones religiosas o sociales; en su carne, corazón, mente y
alma propios, asimila la experiencia y el sentido de la palabra castración… de
todo eso quiere liberarse. Desde muy adentro de sí sabe que él-ella, es el
mismo Ser-Origen. Por eso cuando por primera vez “escucha conscientemente” la
palabra DISCERNIR, entiende que detrás de ese concepto-voz hay una puerta de
oro que le permite el viaje ascendente de retorno, tomado de la mano de sí
mismo.
Pensemos que siempre ha estado vivo el día
en que “ser o no ser no es el problema…”, que existe ese gran día en que la luz
y la sombra están dichosamente refundidas una en la otra y que, ESE DÍA, es el
bendito día de todos los seres. Pensemos en que ya habita entre nosotros y
nosotros en él.
Hoy, todas somos Espíritu Único, somos
huésped libre en cuerpo de mujer, encargado de contar a través de la femenina
voz, la historia del ciclo de la Vida-Muerte y la del Amor.
¡Felicidades!
Ana Lucía Montoya Rendón
Marzo
8, 2015
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