Aquí estoy, pensando (sí, a veces pienso, ya
lo he dicho en otras ocasiones...), cómo vemos las cosas cuando ya hemos pasado la sarta varias veces y, sin querer, empezamos a leer tantos archivos
tatuados por y en, nosotros mismos, anotaciones desparramadas ante nuestros
ojos que nos surten a plenitud con el boceto de una sonrisa en la comisura de
muestros labios.. también esa sonrisa tiene cuentos, muchos cuentos, ¡ésa sí
que tiene archivos!
COSAS DE VIEJOS AMANTES
1.
¿qué es estar viejos?
¿porque contamos los serenos
y las ojeras de la luna
y el frío de las noches
o porque recordamos que
la piel siempre será nuestra cobija?
2.
cuando vino el ocaso
nuestras sombras y sueños adheridos
lenguas de fuego fueron
—¡aún son!
solo flama—
grita un duende
3.
había creído que los lagos morían de sequedad
y que otear horizontes era quimeras de viejos
pero un día alguien dijo:
— desde la cima de ti mismo
encuentras que debajo del rescoldo
el hogar solo está dormido
4.
y desperté ayer
también hoy
para ver el mañana
y vi volar unas palomas
muy alto volaban
seguían mil rutas dentro de nuestras miradas
y vimos que ya nos conocimos
sin darnos cuenta
allá debajo del velo de otros ocasos
5.
ayer
hoy
mañana
¡siempre!
son vocablos fieles
en la boca de esos viejos
¡siempre!
¡siempre!
repiten cuando atraviesan sus recuerdos
¡qué lecturas las de las yemas de sus dedos!
¡qué pendientes asoman con sus besos!
ana lucía montoya Rendón
julio de 2014
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