¡Así, sin ismo...
ninguno es... ¡ninguno!
sin arrodillarse
de rodillas solo para besar con adoración la propia sombra, si es que los fantasmas la tienen...
con la cabeza baja ante nada, ante nadie...
solo nuestro hacer y ser,
escribir sobre papel de carne, con los dedos untados de sangre, la que sea, de quien sea.
Sin costados ni puntos cardinales, sobre la nada.
Ana Lucía Montoya Rendón
Junio 2013
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