Hemos
aprendido a fraccionar todo, al Tiempo por ejemplo, en ayer, hoy, mañana; en días,
semanas, meses, años, siglos, Eras. Al Espacio lo repartimos en parcelas: mi
casa, mi ciudad, mi país, mi continente, mi Planeta. Con las familias y al
antojo, formamos grupos y los denominamos: mis hijos, mis padres, mis
parientes, los vecinos, los políticos, los buenos, los arrogantes, los pobres
los ricos, etc. De esta forma creemos con devoción en la propiedad privada para
hacer y des hacer, olvidando que somos solo una mínima partícula del Universo
Infinito con cualidades genuinas que nos hacen parte y totalidad del Todo/Uno quien
es simultáneamente mismo Tiempo y
Espacio.
Sí,
somos/estamos ahí, en Él, vibrando sin principio ni fin por esa cualidad divina
de afinidad.
ETERNO HOY
Él es el
íntimo,
El Yo de
cada uno,
El
Innombrable,
como
deseemos llamar a Ése Grande,
Quien no
tiene principio ni fin.
En todos
los lugares del Universo/Uno,
existimos alumbrados por su Luz;
para todos
brilla con tantos matices
como los
que tienen cada uno de los colores del espectro.
Él es el
Sol de soles,
El Gran
Corazón del Universo.
¡Felicidades
para todos en este Eterno Hoy!
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