A nuestro Hoy examinémosle la
sumatoria de tantos hoy que lo conforman, idénticos a sí mismos y a la Fuente
de donde manan inagotables. Sí, a través de nuestro Hoy demos una atenta mirada
a la vida cíclica. Ciclicidad que forma parte de todos los seres, tangibles o
intangibles, orgánicos e inorgánicos, y ante esos referentes, observemos la
sucesión de las noches y los días, flujos y reflujos de los mares, y en general,
de todos los líquidos; pongamos atención al comportamiento de las lluvias y las
sequías, al nacimiento de las fuentes de agua y su viaje hasta el mar, su
evaporación para convertirse en nubes y su regreso al seno de la tierra,
asomando de nuevo como hilitos cristalinos por tantas pendientes del vientre de
la Madre, la Mar, Gea, Pacha Mama, o como deseemos llamarla. Miremos también los
ciclos de inhalación y expiración, los tiempos de la vida (incluidos gestación,
nacimiento, crecimiento, reproducción y muerte), la secuencia de las estaciones,
la migración de las aves, los movimientos sístole y diástole del corazón de los
cuerpos vivos y del Cosmos; el palpitar de los átomos, su rotación y traslación
tan idénticas a las de los planetas y demás astros en el firmamento. Y, frente
a ese devenir aceptemos humildemente, como manía nuestra, aquello de contar y
analizar las veces que rítmica, sincrónica y repetidamente, pasan por algunos puntos
esos cuerpos; sus frecuencias que luego bautizamos de días, semanas, meses,
años, lustros, décadas, siglos, milenios, evos,
etc., para luego definir los conceptos de niñez, juventud, adultez,
vejez, eternidad, etc., y, en ocasiones, olvidando que la Humanidad no solo
posee cuerpo físico, sino también aliento, alma, espíritu, que su referente cósmico
es el Universo Infinito que se nos muestra a través de esa elíptica que le marca
o define la ruta-ciclo de salida y entrada al Origen.
Sí,
en este Hoy y en nuestras manos, ese referido: La Ciclicidad; sea que la
llamemos de Enero a Enero, de Febrero a Febrero, de Marzo a Marzo..., o de
Domingo a Domingo, a Lunes, a Martes…, o del amanecer hasta el medio día, o
hasta la tarde o la Noche… o desde la Primavera hasta al Verano, del Verano al Otoño,
del Otoño al Invierno, y así, hasta el infinito, todas las secuencias que conocemos, incluida la
ciclicidad de los instantes.
Ana Lucía
Montoya Rendón
Noviembre
2013
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