Hablar y
hablar. Proponer, explicarse muchos temas. Aplazar hasta el final de los
tiempos. Quizás hasta que esa barba le haya crecido tanto como para tejer todos
los trajes que necesitan millones de pobres en el mundo o hasta lograr el apaciguamiento de los violentos que existen y
de los que iban a nacer.
Ya le dije
lo que usted quería saber. No tiene por qué empujarme. No. No me maltrate.
Escúcheme y, después de oírme, si le place, degüélleme, empáqueme al vacío y
envíeme hacia los confines de todos los mundos como carta de derechos humanos o
de abusos humanos, como le de la real gana, qué más da, para lo que vale lo que
llevo en mi fardo ¿Le ha ocurrido alguna vez un olvido como el mío? ¿No?
¿Seguro que nunca se ha enfrentado a algo como eso? Por la suficiencia que se
le asoma por los ribetes de su engreimiento noto en usted... me doy cuenta que
ha sido... que es en realidad un ser privilegiado. Le voy a contar qué cosas y
qué personas han hecho de mi un ser ecuánime. Sí, e-cu-á-ni-me,
ecuáaaa-ni-meee. ¿No entiende lo que es ser ecuánime? Eso también se lo voy a
explicar cuando me permita relatarle el porqué de mi olvido. No frunza el
entrecejo ni sonría que la cosa va en serio. Ya le dije no me empuje, también
le dije que le explicaré el origen de mi ecuanimidad aunque por la expresión
que le observo, ese mirarse las uñas, repasarlas, cada una con las de la otra
mano, me deja ver que es narcisista, que si no tiene espejo de agua o de
cristal se mira a sí mismo en cada parte de usted y no presta atención a nada
que no sea usted mismo. ¿Qué? ¿Tampoco sabe lo que es ser narcisista? No pues.
Otra que le agrego a la lista de temas que desplegaré cuando deje de empujarme
y de joder con esa sobadera de uñas. Si, cada vez que se las limpia, estimula
en sí mismo el prurito de una limpieza fóbica. Sí, eso en una enfermedad. ¿Qué?
Me dice que es sano en toda la extensión de la palabra? Qué monotemático es
usted —si quisiera le diría a este man
qué pobre es usted , pero mejor dejemos los santos quietos— porque se le notan
muchos males con solo mirarlo de refilón. Sí, de refilón. No me venga con el
cuento que tampoco sabe el significado de fóbico. ¿Cómo? Tampoco sabe qué es
mirar de refilón? No, así si estamos fritos. Me empuja, me maltrata, me agobia,
me castiga, me... Me mamé de su idiotez. Me harté de ese desenfado que tienen
todos los que son como usted. ¿Que no sabe de qué le hablo? Usted si es la tapa
del congolo. No, no lo sabrá nunca, no podré explicarle cómo hemos llegado a
este punto, porque tristemente acaba de morir como idea principal. Es usted un
nonato, un feto triste, un cuento abortado. Sí, muer-ti-to, borrado de la
página que estaba escribiendo cuando se me ocurrió que seres como usted pululan
por la faz de la tierra como verdadera pandemia y que el borrarlo de este papel
me genera un sabor dulce, como ilusión de desaparecer de un manotazo a esa
plaga de orates.
Ana Lucía Montoya Rendón
diciembre 2010
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