cuántos desiertos en la voz
cuántos entre la piel y el lápiz
cuánto de todo flota en el pecho
queriendo ir hasta allí
hasta ese oasis ambulatorio
ése que sabe ir y venir
que se desliza con ritmo
y cree caer de pie
y leer
y escribir
¡qué pozo de la dicha!
trata de bailar acentos
reincide
entre suspensos y finas capas de dolor
acomoda la oscuridad de sus versos
cree que cae en la danza
cree que llega al cielo
no sabe que la fe sabe reír del crédulo…
ana lucía montoya Rendón
mayo 31 2014
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