Como vuelo
de mariposas
el
movimiento de sus cuerpos,
armónicos
sus vientres y brazos
para atrapar mundos idos.
Gacelas son sobre historias ocres
muy negro el
contorno de su pecho,
imaginaria
redondez del sueño
a través de
esferas de azabache y ónix.
Rebota el
alma multicolor del Tiempo
entre el
blanco aliento de su cielo
y la cascada
amorosa de su risa alegre.
Por valles van y vienen sus espíritus
mientras la
tristeza rebusca perdidos recuerdos
en el mapa de
su altiva sangre.
Mil pájaros
cantan desde esa raza
y su mirada
arde y baila.
¡Cómo bailan juntos la dicha y su piel!
Cómo se van contentos
al ritmo de
cadencias y compases de tamboras.
Ignorado
ángel, revive en sus manos y,
en lo
mágico de su palpo y murmullos, baila.
¡Baila!
¡Baila!
Es sobre
tu danza y tu silencio arcano
que inspirados
se agitan los tonos de la kora.
Baila Mali
que tu danza revive
en
los acordes del presente.
Baila,
baila por siempre en tus desiertos
baila por siempre en tus desiertos
y en aire
acre de tu tierra añeja.
Ana Lucía
Montoya Rendón
1o. de abril
de 2013
.
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