8. Intimidad

El mejor de los hombres es semejante al agua,
La cual beneficia a todas las cosas, sin ser contenida por ninguna,
Fluye por lugares que otros desdeñan,
Donde se acerca más deprisa al Tao.

Así, el sabio:
Donde mora, se acerca más deprisa a la tierra,
En el gobierno, se acerca más deprisa al orden,
Hablando, se acerca más deprisa a la verdad,
Haciendo tratos, se acerca más deprisa a los hombres,
Actuando, se acerca más deprisa a la oportunidad,
En el trabajo, se acerca más deprisa a lo competente,
En sentimientos, se acerca más deprisa al corazón;
No lucha, y así permanece libre de culpa.

Lao Tse

Tao Te Ching

.


jueves, 10 de mayo de 2012

COPA VERDE (Tabernera)

Mientras regresa la tabernera, hablemos de los fundamentos de este mundo, bebamos y apaguemos el parpadeo de los días, agigantemos en tan solo esta noche, el tamaño de las sombras. ¿Ves? Observa en aquel muro tu perfil, el mío y el de todas las que, confiadas como nosotras, mamamos alcohol como si regresáramos al pecho materno, porque pensamos que con las copas hallamos el divino soporte sobre el cual templamos nuestras almas —pegante absurdo nuestro abrazo alcoholizado alrededor del desconsuelo—. Solo así aceptamos ser víctima y verdugos, ser rejo sobre herida expuesta, ser ángeles y demonios plantados en una entrada que no lleva hacia ningún lado; tan solo miremos cielos esquivos y amaguemos caer al fuego del infierno. Vagar así, como nosotras, entre la credulidad y la duda es descubrir finalmente que nunca hemos dado un solo paso y que la ronda que se creíamos un periplo entre universos, tan solo fue un pernoctar en posadas idílicas para despertar en el mismo punto cero. ¡Ay, amiga,  qué desgraciado limbo ese que siempre nos succiona! 

Por eso, solo entre copas y, con el recuerdo brumoso de la dicha de una cópula fugaz sin regateo, matamos la certidumbre de al menos por un día hemos sido almas enamoradas.
Sí, mamemos alcohol y sueños, guardemos la consciencia entre las piernas y pongamos sobre nuestras cabezas la diadema del triunfo de la energía de nuestro flamante celo, solo así venceremos al que nos mira, ése que siempre ha creído que las amazonas eran un mito.

¡Salud por todas las que habitamos La Taberna!

(Me gusta el chasquido de las lenguas cuando saborean el etílico veneno porque de alguna manera me recuerdan cómo se calentaba mi cuerpo cuando se afanaba a darle rienda suelta a lo creativo de mi celo.)


Ana Lucía Montoya Rendón
Mayo 2012

.
 

No hay comentarios: