desconozco cada arista
y el color de sus susurros
solo sé que a cada instante muero
me mata este paisaje abierto
del color del frío
donde burlona la lira
baila y lisonjea sombras
enreda con hilos de miel
besa almas sordas
solazadas en
huellas
y filo de vacíos
mortaja es
de noches con sus noches
donde genuflexión y venias
son monstruos ausentes
de mi nuca y de mis piernas
me mata este diviso de criba
agujeros de infinitos
por donde pasan cantos
que inflaman el pecho del demonio
oficiemos ausencias
sentemos la
Voz
la mesa
es redonda
y los comensales calvos
hay una copa
—¡solo una!—
ardorosos
todos cuelgan de su peana
ana lucía montoya Rendón
marzo 2014
.
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