Competir
en la estancia del soneto
es locura,
osadía, juego insano;
fuego es
su vera. Toma ya su mano,
con él por
vía franca vas sin veto.
Cuando de
su canto haces gran boceto
son sus
voces tan dulces sin desgano,
un secreto
divino de lo humano,
en ninguna
rima suya hallas reto.
Sabrás
entonces que has ganado un paso,
que ya el
camino llano asoma al frente
y, ese
punto divisado, el ocaso;
violetas
lo contento del regazo,
un cáliz
en jadeo permanente
los
catorce del poema. Un abrazo.
Ana Lucía
Montoya Rendón
Agosto
2013
.
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