borrar los
rastros
para no
perseguir fantasmas,
secar las
lágrimas
antes que el
alma las beba.
Liliana
Varela
Cuando todo
sea sombra que camine sobre sombras
y en los
espejos del recuerdo se mire la indulgencia,
aparecerán
de la nada surcos resecos,
sin semilla.
sin semilla.
Se
repasará el futuro con los pies descalzos,
en él se leerán huellas de anhelos y de rostros
y el alma se verá tallada en cada arruga.
Cuando lo que se beba sea aire
y el ego sea cerro árido,
el desánimo lanzará gritos,
y del suelo saldrán abortados, los sueños.
Los fantasmas de rapado celo
llorarán por las semanas sin domingos
y escribirán silencios sobre la piel y el agua.
Hoy esos fantasmas añoran el ocaso,
desanudan ilusiones
y destejen versos en amaneceres líquidos.
y destejen versos en amaneceres líquidos.
Cuando
todo esté tiznado de agonía
y Amor
sea nomás un pequeño niño
mirarán que
hubo días de cuentos
azules,
jinetes verdes y caballitos de palo,
saborearán
la memoria del agua dulce
y extrañarán en el semblante de la gente,
la alegría.
la alegría.
Cuando esas
sombras
que creías tus hermanas,
que creías tus hermanas,
renieguen de
su junta contigo, en el vacío,
sabrás que
fueron ellas las que saciaron su sed
en el pozo donde bebías,
donde se guardan los secretos del ayer y del mañana.
en el pozo donde bebías,
donde se guardan los secretos del ayer y del mañana.
Cuando todas
esas sombras te miren desde lejos,
sabrás que
ya sin sombra eres un cometa nuevo,
o un sol, o
una luna,
o un
planeta, o más que eso,
¡El Todo, El Universo!
¡El Todo, El Universo!
Ana Lucía
Montoya Rendon
Febrero 2013
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