¡ah, Piazzolla!
verdaderos oleajes de palabras
ondean displicentes
sobre marcos de seda y piel
baila el fuego de los labios
por oquedades de la dicha
¡cómo serpentean los demonios!
inspirada cascabel, el beso
viajero trasnochado
esclavo de templos
entretiene su hambre en la entrepierna del deseo
no hay sábana adherida a las ansias
ni hay fuente que mitigue la sed
entre tiempo y su vientre
duermen secretos los acordes de Piazzola...
sí, son de carne esas voces secretas...
ana lucía montoya rendón
julio 2012
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