La
foto que acompaña esta nota, va y viene todo el tiempo por la Red. Hoy la encontré
en el muro de una amiga.
Y
me dio por pensar... (ja! a veces pienso) y pues, el papel o, en este caso, el
teclado... pueden con todo.
Vi,
veo, lo siguiente:
¡Qué
cosa más cierta (lo que subrayaron del discurso de Bolívar)! Sin embargo el
mismo Bolívar habló de "una presidencia vitalicia"... desde allí, y
para infortunio de todos los pueblos latinoamericanos, ha quedado reforzado el
apetito de todos los que llegan al poder, vengan de la izquierda o de la
derecha, se maticen como neutrales, como de centro, etc., sea para tomar silla
en la presidencia de un país, en el Congreso, en las asambleas departamentales,
en los concejos municipales, en gobernaciones y alcaldías y demás instituciones
gubernamentales... Todos, todos, sin excepción quieren perpetuarse en el poder,
con un agravante: que los de turno siempre montan en los puestos principales a
sus familiares y amigos... así aparecen los "delfines'. Cada gobernante,
venga de donde venga, de la clase social que sea, resulta pariendo delfines...
con tal que los delfines no aprendan a volar, porque ya, sin saber volar hace
tanto popó encima del pueblo... y para colmos, el pueblo cree que el popó de su
amado es más limpio que el popó que defecan los demás...
Creo,
en las escuelas, desde el kinder hasta finalizar la secundaria, en el pensum
académico debería haber una materia que nos "enseñe a investigar"
sobre las virtudes y defectos de los famosos héroes de la Historia. No puede
ser que nos comamos la Historia tal cual como nos la sirven! ¡Fó! Todos somos
de carne y hueso y el ombliguito de los que gobiernan se llena de mugre igual
como se llena el ombliguito nuestro, el de los ciudadanos del montón.
Ana
Lucía Montoya Rendón
Mayo 26 de 2014
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