dejemos en paz al tiempo
no lo pisen los segundos
ni se le sienten en el pecho las horas
ni le hagan techo las noches ni los días
no continúe lo que jamás ha sido
ni acaben de golpe los sueños no soñados
aunque ya alumbren
estrellas que algún día nacerán
no consideremos claridad su luz
porque detrás de ellas
por siempre viven
ocultos los ocasos
una vez y mil veces más
no hubo siembra
ni miradas
ni gracias rizadas en el lago
seco el paso
seco el alma
y acorbadado el sacro
silente suspiró de muerte
ana lucía montoya Rendón
abril 2014
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