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el alma
tiene silencio de asfalto
y lamentos
de concreto
yerra su
mirada sin lazarillo,
ausente,
ausente,
buscando un
rostro vivo detrás de los postigos
llora sin
hoy y sin destino
arranca sus vestidos
exhibe sus
pechos sin lactantes
pobre de
mariposas su vientre
además de su
ego amputado… ¡sin ombligo!
¡tan triste!
señala que ésos,
a dos manos,
los diestros y los zurdos
los diestros y los zurdos
le
cercenaron el corazón y el grito
sí, hoy con
la nada del rebaño
ésos se dan
golpes de pecho
mientras
rellenan sus bolsillos
con el
llanto dorado y cristalino de la Madre
sí, en esa cintura fértil aceleran su lascivia
¿cuántas
lunas faltan aún para parir un camino al infinito?
¿será un camino
amplio con horizonte en todas partes?
ana lucía
montoya rendón
enero 2013
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