sobre huellas de fuego y agua
va en busca del centro del sonido
llega al fondo de las sombras
y al palpo del ocaso
perdida en laberintos de reloj imaginario
peina el pelo mágico del tiempo
y olvidada de sí
—ahogada en medio de aires—
confunde la castidad del vacío
con el pecado dulce de sentir hambres
sin derechos de aromas de piel…
¿será que cuando uno se ha vuelto loco
ve sombras vivas y vivos sombras?
ana lucía montoya rendón
agosto 2012
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