8. Intimidad

El mejor de los hombres es semejante al agua,
La cual beneficia a todas las cosas, sin ser contenida por ninguna,
Fluye por lugares que otros desdeñan,
Donde se acerca más deprisa al Tao.

Así, el sabio:
Donde mora, se acerca más deprisa a la tierra,
En el gobierno, se acerca más deprisa al orden,
Hablando, se acerca más deprisa a la verdad,
Haciendo tratos, se acerca más deprisa a los hombres,
Actuando, se acerca más deprisa a la oportunidad,
En el trabajo, se acerca más deprisa a lo competente,
En sentimientos, se acerca más deprisa al corazón;
No lucha, y así permanece libre de culpa.

Lao Tse

Tao Te Ching

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viernes, 9 de enero de 2015

UN ALGO NO IDENTIFICADO O NACIDA ANTES DE NACER




Le cuento. Antes de nacer, a la brava me bajaron de uno de esos “algo”. Recuerdo no iba tripulado y la forma que tenía era como de una mesa con un vientre prominente. Sus compuertas se abrían para conformar las patas de esa mesa gorda. Sí, se abrían por debajo, por donde estaba lo más abultado de esa barriga. Mientras estuve adentro siempre los veía sin verlos, eran sutiles tanto como en esa atmósfera interior, no los oía pero sí oía que nos hablaban con su voz divina. ¡Eramos tantos allí adentro y estábamos todos, inclusive los que aún no existíamos y los que ya nos habían ido para no sé dónde! Eran como el agua o los líquidos coloidales en general pues tomaban la forma del envase que habitaran. En ese vehículo o carruaje, o nave no identificado me enteré de muchas cosas que no podré repetir pues navegan en mi memoria de forma comprensible y al querer traducirlos a nuestro idioma se diluyen como si jamás hubiese entendido nada; los que estamos en la atmósfera terrestre tal cual como la respiramos, como la vemos, como la palpamos en este hoy llamado vida humana, lo nombramos dizque "no identificado" sobre todo aquellos que conforman colegios como el de los "nasones", no indico narigones, ni  de la Nasa... no, ¡Ojo! ¡Ni más faltaba me vaya a poner a hablar de lo que no me incumbe! Continúo. De muchas cosas fantásticas me enteré mientras estuve en ese vientre. Ese “algo” tocía sin hacer ruido pero con una potencia tal, que le permitía despegar verticalmente. Sí, el inicio de su ruta era vertical (no he dicho de su vuelo), y podía hacer giros a capricho para cambiar de ruta. Pero... pero… ¡Ay, señor! Mejor no sigo. Le pido por favor no ponga palabras en mi boca que bien sabe no las he dicho. En esta época más que en ninguna otra (la de la Inquisición se ha quedado corta, y eso que eliminaron de la faz de nuestro planeta a los albigenses y a todos los brujos y brujas)  no se puede de bromear con nadie ni hacer bromas sobre nadie ni los dioses, ¡no señor! hablar de esos menos ¿qué tal vaya y se arme una verdadera guerra de las galaxias y nos dañen el "peinao" y nos quiten lo "bailao"? Nada más nos resta cantar responsos al Humor porque lo han asesinado, ojalá fuera ave fénix o Felix el gato y renaciera para el bien de todos y si no vuelve, enotnces que los cirujanos plásticos se vuelvan más ricos de lo que ya son y tatúen a la Humanidad una mueca llamada risa. ¿Recuerda a El hombre que ríe, de Víctor Hugo? Más o menos así, para que haya risa.

Que muchas gracias señor por atender esta secuencia de instantes que son nada más intentos de una aprendiza no identificada, no una OVNI, sí tal vez una NN, pero sin olor a formol.

Ana Lucía Montoya Rendón
Enero 9 de 2015
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