"No
supe que ella era miles.
Yo,
ínfima arenisca
de
lánguido desierto."
Liliana
Varela
en el núcleo del grano de arena
hay un gemelo
en ése no me mires
ni en tornados que aun no soplan
ni en fetiches líneas borrosas
de las palmas de mis manos
de las palmas de mis manos
menos en las areniscas bailonas
con sus amantes sirocos
orates sádicos
orates sádicos
aún inexistentes
estoy en la redondez de las naranjas
en el pecho de una tarde que aún no llega
en la planta de mi pie herido
sobre vías que aun no huella
sobre vías que aun no huella
estoy en el ovario de la flor de tomatera
en el profuso succionar de colibríes
en los dulces besos de la Luna y de la Noche
en las gotas de rocío que en mis pezpnes
hacen malabares
hacen malabares
soy cada día más Eva
y ella más Ella en mi corola
en mi capullo
en mis senos
en mis senos
está en mis ojos entornados
en el velo que mece un dibujo amoroso en mi retina
estoy en ella y Ella en mí
eterno aquí y ahora
momento infinito de su piel
de su historia
de sus multicolores luces
hasta lo más negro de las sombras
hasta lo más negro de las sombras
soy Ella
la de siempre
la de siempre
la tierra
la sonido
la vientre
la sonido
la vientre
la humedad
la hoguera
la hoguera
la herencia
soy la hembra viva
carne apasionada
soy la hembra viva
carne apasionada
ana lucía montoya rendón
septiembre 2012
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