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¿cómo sabes de mi aullido?
si apenas ya lo escuchan al futuro
si es la voz que late,
allá, en un pecho habido
en esa lejanía donde ya no hay arcas
mucho menos fuentes
ni vergeles
y las mariposas de antes,
encandilaron al espectro,
¿cómo has visto lo invisible?
¿con qué maculado ojo?
al posar tu mirada,
has roto la dimensión infinita del levante
y la caída gloriosa de mis aguas
sobre las gargantas secas
antes de ir a humectar el misterioso valle
por favor, llama al bodeguero...
ruégale que venga
exígele, me toque
me mueva, me levante
me exprima, me diluya
me descarne entre su ego
que con trozos de una nada
y con el alma de su fantasma
corretearemos los dos, en pos mis recuerdos
así remendaré con hilos de oro, mis ocasos
ana lucía montoya rendón
noviembre 2012
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